”La vida es un calendario de maratones, uno nunca sabe cual le va a tocar correr”.

Después de 45 días sin correr los gemelos están blandos, ausencia total de contracturas (ya ni me acordaba de cómo era eso), tendones perfectos, perdida de peso (supongo que mucho por la perdida de masa muscular).

Los primeros días se sobrellevaron con facilidad porque el cuerpo no pedía correr, luego empezó a costar mas porque si no duele nada las piernas no entienden de plazos de precaución y piden kilómetros sin atender a nada. Lo he pasado mal solo un par de días, uno de ellos este viernes, correr no es solo correr, es mucho mas, es sincerarse con uno mismo, liberarse de cosas y volver al punto de partida hecho un poco mejor persona y con las ideas más despejadas o al menos más ventiladas, que a veces no es poca cosa.

Si eres sedentario eso no lo puedes hacer y como en mi caso, soy corredor en barbecho, se me han olvidado esos resortes antiguos y no encuentro el modo de reproducir eso que da el correr sin necesidad de correr. No es posible, definitivamente.

Y me imagino corriendo en muchas ocasiones. Si veo una montaña en la tele me imagino corriendo, si veo una carretera me la imagino corriendo, si pienso en el verano pienso en mi 2x6000, si voy al Meeting de Madrid pues apaga y vámonos.

En mis ratos libres trazo un plan imaginario de vuelta a los entrenamientos donde el punto inicial se parece más a un entrenamiento de andar-correr que al de un fartlek exigente o al de unas series demoledoras. Hay que ser realistas, el cuerpo tiene memoria pero si le das vacaciones le costará empezar el curso. Para agosto toca playa, Mumford and Sons, tinto de verano con isostar de naranja, mucha paella, cervecitas y recordarle al cuerpo que eso que tanto nos gusta lo hacemos casi a diario y que para ello hay que renunciar a días de descanso, poco a poco en favor de recuperaciones rápidas y buena adaptación al entrenamiento.

Creo que el secreto de correr (a mi nivel claro) es la recuperación y el volumen. Trabajando sobre esa base se hace posible afrontar dos maratones en un mismo año porque solo se necesita apretar los dos meses previos a cada carrera. Con esas cuentas de la lechera tengo septiembre y octubre para rodar y meter kilómetros y ya en noviembre entra en faena. Así preparé en maratón de Madrid y así espero preparar el de invierno que en principio será el de Castellón salvo que se ponga otro a tiro, la vida es un calendario de maratones, uno nunca sabe cual le va a tocar correr.