Madrid fixed fotos.

Cruce de caminos en la Casa de Campo: otoño a un lado, al frente el invierno.

La Casa de Campo abre sus puertas a los esforzados maratonianos, los sacude y escupe lo que queda de ellos por la puerta trasera.

Al fondo la Almudena y el Palacio Real, a los pies el Manzanares. Es Madrid Río.

Puente de Segovia.

Vistillas. Al fondo San Francisco el Grande, la cúpula está pintada por Goya. Tiene un par de estas en Madrid.

Lo del fondo es la Plaza Mayor.

El Prado. Velázquez mira el pedazo de fixed que tiene delante.

Gran Hotel, es el Ritz (no confundir con Ritzqui Martin). ¡Oh dios mío, que bueno¡ 

Es ridículo el lujo en tiempos de crisis.

Una calle recuerda a un escritor, no lo conozco.

La Bolsa de Madrid. Para la foto me apoyé en un banco. (Tiene sentido ¿no?).

La bici sostenida por el banco hace frente a la Bolsa.

Correos. Es un edificio grande, bello y caro dedicado al megalómano de Gallardón. El policía me decía amablemente que allí no se pueden dejar bicicletas, no discutí con él, pero hice la foto. La cristalera separa al alcalde de los ciudadanos, los ve pero no les oye, es lo que tiene el cristal. Cuidado que es delicado y se puede quebrar.

¡Mudéjar en Madrid¡, ¿mudejas la bici?, no no te la mudejo. ¡oh dios, otra vez lo he vuelto a hacer¡.

El hombre se afana en su intrincada labor, bajo la única construcción mudéjar de Madrid. Una exposición de la Casa Árabe. Venden cosas.

Es la Casa Árabe, ya lo he dicho.

Lo mejor de Madrid son las manifas, esta de Sanidad. 

Casa Carola, cocido madrileño. Dedicado a Alex.

Casa de Juan Ramón Jiménez. Curiosamente ahora es la casa de un antiguo cliente y hubo una notaría en el primero. Pitita da fiestas en su patio interior.

Los rascacielos se cubren de nube baja.

Ayer jugando al fútbol con mi hijo mi talón dio un paso atrás, como la canción de Ritzqui Martin, habrá que esperar que venga el pasito palante, pero entre unas cosas y otras mi padre me ha regalado un jamón y quien tiene un jamón tiene un tesoro, adorna más que un árbol de navidad, alegra más que mil canciones bellas, acompaña más que cien canes amorosos, no hay que pagarle estudios y no hay que darle conversación. Con mi arco afilado sacaré las notas mágicas de este porcino stradivarius.