Acumular salidas con el tope en 6k no era sano, ya sabía yo que en algún momento la burbuja estallaría y como es de costumbre en el mundo maratoniano, cuando atraviesas una etapa de orden, mesura y control te viene "un día de esos" en los que sales a la calle, enciendes el GPS y justo tras dar el primer paso te viene esa sensación de Homo Rodador.
Hice 10k, pude hacer más, pero eso aún no toca.
El braceo se acompasa con el balanceo del tronco, no es como de costumbre, es la típica sensación de un buen kilómetro 25 de un Maratón, en seguida te hace sentir que has estado corriendo una vida entera, que estás ahí dando pasos de modo uniforme, fácil y rodado, que podrías estar una vida corriendo pero que lo importante es ese braceo especial, de rodador, sin rebote, cuando la sombra sobre el suelo no da saltos.
Instintivamente hago un trato con el dios del running. Yo lo pongo todo y tú limítate a mirar, pues voy a por el recorrido de "antes", el duro. Ya sabes, subir a Clesa, bajar hasta Clínica Cemtro y subir todo Montecarmelo hasta casa.

Paso junto a la Clínica Cemtro. Está acordonada pues la salida de Adolfo Suárez es inminente. Qué extraño que a un tipo así no le acompañe el Don delante. Se llama de Don a tanto idiota que la cosa se desnorta.

La fachada está acordonada y en la acera de enfrente los periodistas gráficos apostan sus cámaras esperando el momento. ¿Momento?, pues momento #postureo. Saco el móvil y ante la mirada de la Policía este maratoniano venido a menos, se crece bajo el objetivo de su cámara. Era lógico, camiseta Mapoma, objetivo bizarro, focos, todo unido.
Abro paréntesis para speech no runner, político-personal y respetuoso. En estos tiempos los políticos de provincias hacen politicas terruñeras, ausentes de perspectiva, egoistas e insolidarias, donde los minutos de silencio por un hombre muerto son inundados de proclamas de medio pelo, ya sea por Más (cada día Más Nada) o por sus hordas futboleras en el Bernabéu. Lo de siempre de los de siempre. A paseo, estoy harto. Adolfo Suárez fue el hombre solo del banco, quien ante los injustos armados y bajo el riesgo de morir antepuso la honorabilidad de un país a su indemnidad. Ser Presidente no le permitía arrojarse al suelo, pues mi mi honorabilidad, la de mis padres y la de mis hijos estaba en juego. Si el se hubiera tirado al suelo, ¿cómo viviríamos hoy?. Otros en su situación, en fin, sin palabras. Suárez debería de ser maratoniano. Cierro paréntesis, hacer como si no hubiera dicho nada, please, que sigo contando.
Me guardo la foto para el recuerdo y echo a correr a 6´ "pelaos", empujando keniatas. ¡Soy Kompango¡, parte morcilla, parte chorizo y parte tocino. A la primera cuesta la fabada me mira a los ojos y me dice, esta comida no es de maratonianos y lo sabes.
Increíblemente no paro. Me pongo a ritmo "Pocoyó después de foll..." y termino casi como Chiquito de la Calzada. A pasitos pero corriendo. Paso delante de un megagimnasio y observo a los hamster emplearse a fondo sobre las cintas de correr. Echo un vistazo a los montes de El Pardo y no concibo como tendiendo esto ahí estén esos ahí así.
Llega un momento en el que puedo girar a la derecha y volver a casa. Evidentemente no lo hice. Esto en maratón y a maratón se llega siempre por el camino más largo. Al tercer metro empiezo a arrepentirme de la decisión. Esto es maratón y el maratoniano siempre se arrepiente de coger siempre el camino mas largo.
Casi llegando a casa tengo una bajada y dos rectas que solía bajar a machete. No hay fuerzas para eso y tengo miedo de la rodilla, llevo una rodillera que me está funcionando de lujo, así que bajo suave y lo cierro en 61'.
Peor marca personal, o lo contrario. Esto es maratón, un horror y lo contrario.