El día 17 de Octubre de 2.013 me operé del tendón de aquiles. Lo conté a nivel de detalle en la correspondiente
entrada de blog, aunque ahora he retrado las fotos de batas culeras sin dorsal, grapas, vendas y ventanas de amanecida hospitalaria.
Esto te hace diferente. No sabría decirlo mejor, pero es así, el estar operado de esto te hace diferente, distinto de los demás y distinto del uno mismo que se guarda en la memoria. Y es ahora cuando puedo repasar este año me doy cuenta de que ha sido muy duro, que soy mucho más débil de lo que pensaba que era y que las cosas se podrían haber hecho mejor.
O sea, lo normal en estos casos.
Ahora repaso mis primeros rodajes y me asombro de revivir lo que me dolía el pie. Nadie en su sano juicio (que no sea maratoniano) haría lo que yo hice. Duele el pie, tira el tendón, los gemelos se cargan, la pisada era muy extraña, débil e insegura, las rodillas no están habituadas, el peso es excesivo, el cansancio angustia, todo es malo, negativo y te puede el miedo a volver a romperte unido a la frustración de no ser el corredor que se era.
Los cientos de kilómetros recorridos licuan el cerebro lo suficiente como para continuar, esa es la única explicación.
Las semanas iniciales eran de dos días, de cinco kilómetros a 6 ó 7 minutos. Pasaron a ser de tres días. Los tiempos medios mejoraron y celebré un día cuando metí un kilómetro bajo los cinco minutos.
Y un día corrí una carrera de 10k con mi amigo. Cumplí y nos pudimos encontrar en la llegada, he vuelto, le pude decir.
Y un día corrí con mi hermano una de 16k en la Casa de Campo, quedamos los quintos por la cola y lo celebramos.
Y un día corrí por esa zona junto al río por el que tantas veces pasé en bicicleta añorando correr.
Y un día corrí 100 metros lisos en el Meeting Internacional de Madrid.
Y un día corrí junto al mar.
Y un día corrí con mi hijo una carrera a 5 clavados.
Y en verano pasé un mal momento con una tendinitis aquilea bilateral. Cambié de zapas y dejé las plantillas.
Y un día corrí con los del club. Dejé amables amigos que se han convertido en lobos hambrientos de maratón.
Y un día corrí por la Casa de Campo fuera de los caminos, esquivando ramas, saltando desniveles, gritando de pura emoción.
Y ese día me curé. ¡Aleluya hermano¡.
Y esta mañana he completado un rodaje con buenos kilómetros, he corrido incluso a 4.10. en un tramo y al final del todo he llegado entero,
Ahora ya no tengo retos. Lo he cambiado por deseos.
Deseo escaparme a correr en la montaña, perderme y encontrarme mil veces.
Deseo correr la San Silvestre con mi hijo.
Deseo llevar a mi hija esta tarde al club para que pruebe lo que es esto del atletismo.
Deseo hacer 100ml sin pensar en nada más que explotar toda la velocidad.
Deseo correr una noche en la que nieve.
Deseo correr un maratón y saludar a los amigos.
Deseo correr.
Maratón es el deporte de la Victoria, entendida como un Magis, la excelencia de uno mismo, la piedra en bruto del escultor, de la cual bien te puede salir el David de Miguel Ángel o bien un señor de Botero.