15.25 segundos.
Tal cual, sin ambages. Ha salido todo lo mal que puede salir una prueba de atletismo. No he disfrutado nada, lo he hecho todo mal y no puedo sacar otra conclusión que la de que ha sido un fracaso absoluto, pero .... bueno hay mucho que contar.
Llego a las instalaciones de Moratalaz a eso de las 4.30. Me acompaña mi hijo y un amigo de su club de atletismo. Llevo viniendo con ellos varios años y esto lo tienen como un fijo en sus calendarios. Les gusta mucho, aprenden técnica y se han convertido en unos auténticos "meninos de la pista": allá donde regalan una bolsa para los clavos, reparten una camiseta, firman un autógrafo, se hacen una foto o dan un ramo de flores, ahí están ellos.
Mi hijo este año se ha hecho una foto con la jamaicana Kaliese Spencer, plata en Mundial 2014 de pista cubierta en Sopot (Polonia)en 400 ml y 4x400; y se ha traido el ramo de la vencedora de los 100ml femeninos.
Paso por el control de dorsales y me dan un dorsal de papel engomado con cuaro agujeros y una bolsa de regalo. Probablemente es la mejor bolsa de corredor del mundo por la relación, precio/distancia recorrida. Dos invitaciones para el Meeting, una camiseta Joma elástica y unos calcetines Joma, todo por 5€.
Pregunto por el orden de las carrreras y me señalan una hoja colgada en un poste. Saco las gafas de ver de cerca para verlo, joder soy el único que usa gafas para ver de cerca.
A las 17.18 es la llamada para el cajón de salida y salgo a estirar un poco. No hace calor y la tarde es muy fresca en Madrid, si no fuera por el viento sería perfecta.
Veo a Javi Unyko y rodamos juntos unas vueltas mientras alucinamos con la gente que tenemos a nuestro alrededor. Gente muy joven, elásticos y rápidos. Tras las vueltas de rigor acudimos al control y nos piden el DNI. Como maratonianos que somos desde que tenemos el dorsal nos hemos desprendido de todo. Parece ser que nos dan el trato de atleta típico y nos piden bien el DNI, bien la tarjeta de la Federación. Yo salgo pitando para buscar a mi hijo que tenía mi mochila y Javi se quita los clavos y sale desclazo a buscar el suyo al coche. Esa carrera imprevista me desconcentra un poco.
Nos quedamos diez minutos sentados en unos bancos de la cámara de llamadas. Primero salen las series de las chicas federadas y en poco tiempo nos llaman.
Acude un juez y nos explica el orden de calles. Nos presenta a la persona que nos va a acompañar hasta la pista y seguimos una alfombra azul que habían colocado hasta el acceso a las instalaciones. Absolutamente PRO, chuliqueos a parte solo por esto merece la pena venir.
Con ese rollito pro, internacional a más señas, llegamos a la puerta y como si fuera la peli de romanos en el Coliseo subimos unas escaleras que enlazan con la linea de salida.
Tacos. Evidentemente se sale de tacos.
Ya en la pista me acerco a dejarle el DNI a mi hijo y veo la escena. Varios jueces de la Federación trajinando, los auxiliares de la pista con las cestas, la pantalla gigante con nuestros nombres y la banderita de España (como los concursos de atletismo de Teledeporte¡¡), la cámara situada sobre la salida, los aparatos de medición de salida y respuesta, y los cinco corredores tratando de meterse en los tacos practicando la salida.
Las calles están señaladas con un cajón numerado. Me sitúo sobre la calle 5. Mi hijo me había explicado como se colocan pero de los nervios no soy capaz de hacerlo bien. Pongo y quito el taco, a la distancia de un pie para el de salida y de otro más para el contrario, pero no encuentro una buena posición. Quitaba y recolocaba pero no daba con la posición correcta y al final lo dejé tal cual.
Nos explican que a la señal de preparados las manos no pueden rebasar la linea y que los dos pies tienen que estar sobre el suelo. En la posición de listos el cuerpo tiene que ir arriba y no nos podemos mover.
Me acuerdo de las salidas de maratón. Abrazos, saludos, llamadas, fotos, postureos, risas y mentiras (ya tu sabes, que si suave, que si no he entrenado, que no busco marca y tal y tal).
Trato de apretujar el solomillo con salsa, la tortilla de callos y el gin tonic de ayer junto al puré de lentejas y la carne más flan de castaña de mediodía entre los escasos palmos de terreno que hay entre un taco y otro. Suena una sirena. El de la calle uno no se que coño hacía y han anulado la salida.
Nos colocamos de nuevo y el juez se acerca y nos dice que nos tenemos que levantar todos y salir de a zona de los tacos. La cosa parece ser que es que tienes que retirarte un poco y volver a entrar. Somos Pros e Internacionales. Mola mazo.
Un juez pasa delante de nosotros con un tarjetón verde.
La mayoría somos maratonianos y de esto manejamos poco. El juez lo sabe y nos mira como diciendo, esto es lo que hay. Nos explica que esa tarjeta significa que todo esta correcto.
Volvemos a situarnos en los tacos.
No doy con la posición y me acojona salir fuerte y romper el aquiles. Se que está bien, que lo que molesta es otra cosa pero el miedo está presente.
Suena el disparo y 9.58 segundos después, ejem, 15.25 segundos después todo terminó.
Las carreras ya sean cortas o largas son en el fondo iguales. Arrancas, ruedas y terminas. Aquí es igual.
Los 100 es una carrera muy técnica. Levantarse es un arte, y colocarse en una posición adecuada para imprimir velocidad es muy difícil. Por el miedo al aquiles no pude salir fuerte, aunque tampoco se si ahora mismo podría haber salido mas fuerte (el hecho es que fui el segundo peor en salir y curiosamente el que peor salió fue el que ganó). Cuando logro incorporarme me doy cuenta que me quedo atrás desde el principio y que pese a querer imprimir velocidad mis piernas no lo consiguen.
En condiciones normales, hubiera salido como un resorte y en cero coma estaría arañando el suelo con los metatarsos, pero ese ya no soy yo.
Cuando llego a la mitad me doy cuenta de que para alcanzarles tengo que dar más velocidad y trato de levantarme sobre las puntillas pero para correr rápido se necesita piernas, equilibrio, impulso coordinado y mil cosas más a las que ahora soy incapaz de llegar.
Me cabreo al ver que no soy capaz de hacer lo que antes hacía con facilidad.
Aprieto todo lo que puedo, que es poco, y los pies me bailan dentro de las zapas Llego a meta y el de la calle derecha se cae al suelo al entrar. No es que la desgracia ajena me alegre pero me satisface pensar que no he sido yo el primer corredor en darse una leche en la nueva pista de Moratalaz.
Mi hijo hace un vídeo de la carrera y por pudor no lo cuelgo en el blog, me veo y no me reconozco, y me invade esa rara sensación de que "si corro mal lento ¿cómo puedo creer que correré bien rápido?".
Javi hace un carrerón tremendo, nada que ver con los siete minutos/k que se gastan los ultras en esas lides, pero nada de nada. Un maquinón. Nos despedimos y seguramente nos veamos el año que viene de nuevo en el mismo sitio.
Me cambio, y mientras repaso los 15.25 segundos que he vivido como si fueran 9.58, me acuerdo de la gente que no puede correr, de los que están en fase de estropicio, de lo que ya se han operado de algo, de los que están saliendo y de los que se han visto obligados a no correr. No es para decir que si yo puedo tu también puedes, eso sería una tontería, es para deciros que me he acordado de vosotros.
Paso un rato viendo a las pertiguistas, corredores, saltadores, una auténtica maravilla. Saco unas fotos, el azul vivido de la pista es adictivo y poco más.
En resumen. Vi, llegué, corrí y me convencí. Amo el atletismo, amo la velocidad y yo no me voy a poner peros..