El juego de pinball consiste en .... tron si tengo que explicar esto es que no has vivido.
A veces la bola entra en oscuros rincones y se pone a rebotar de un lado a otro sin que nosotros accionemos nada, ella solita golpea y golpea repetidamente todo lo que encuentra a su paso y llega incluso a rincones a los que ni queriendo llegarías, y te deja una monotada de puntos de modo milagroso.
En mi partida de pinball la bola sale despedida un y otra vez hacia la zona de puntos. A veces la bola se me escapa y cae al foso y tengo que volver a sacar desde el prncipio, que en el fondo me viene bien, pues aprovecho para darle un trago al tercio de Mahou, mientras el compañero juega su bola.
Ese se puede decir que es mi actual plan de entrenamiento, gano puntos por jugadas aisladas sin que yo aparentemente haga nada, inexplicablemente surgen molestias conocidas y otras nuevas, cada vez domino menos lo que me pasa y me manejo a base de parar y seguir cuando puedo. Correr no es solo correr, que os voy a contar que no sepáis ya de esto.
Los maratones están en las personas y hay que sacarlos como el escultor extrae la figura de la roca como comentaba hace poco Alex en su blog. Yo me veo en perspectiva, toco la roca y me entra la risa, ¡de aquí no se saca un maratoniano ni por asomo¡, pero tengo piedra y un cincel en la mano, soy escultor y no se hacer otra cosa, hasta el punto que trabajo de picapedrero en las tardes para completar el sueldo y pagarme las clases de la academia.
¡Si¡, tengo un plan de entrenamiento. ¿Cual?. Pues no se, ... pero se que hay uno.
En eso de salir pocos días pero como si hubieramos robado un banco, mi colega de running y yo nos vamos dejando la piel a tirones en las madrugadas de Madrid. Aun no hace frío, de hecho ni siquiera hace viento y el clima es "perfecto para correr", de eso que cuando estás en enero calado hasta los huesos y el sudor hace escarcha te acuerdas de días como los de ahora y dices eso de "jó que bien se corre en abril y en septiembre y no esta puta mierda que parecemos idotas corriendo a estas horas con la que está cayendo". Pues eso, que en estos días la mejora viene a paso lento, pausada, como tienen que ser estas cosas.
Leia hoy un artículo en Expansión titulado "Los 5 errores típicos del runner" y pese a oler a artículo revistero está muy acertado (hasta dice pulsímetro en lugar de pulsómetro): El salto a los 21 kilómetros debe llevarse a cabo al menos con un año de entrenamiento y con una marca de menos de una hora en los diez kilómetros. Ahí lo dejo como loa a la sensatez. El que lo escribiera tuvo pocas lineas pero sin duda sabe que a cada punto del artículo se le puede poner eso de "no, si ya lo se pero es que...." y añadirle mucha circunstancia de esa que le mola al yo para no estar tan solo.
La bola sale despedida de su carril y entra chocando fuertemente iluminando las estrellas, y los puntos saltan a cientos sobre el marcador. Los chavales esperan su turno agolpados sobre el cristal y casi se pierde de vista a la bola metálica cada vez que discurre por el puente que atraviesa el ancho de la máquina. Finalmente cesa la locura y cae a gran velocidad e inesperadamente surge la mágica jugada cuando el mando la recibe amortiguando la caida y la retiene; sosegadamente el jugador alcanza su botellín de cerveza, le da un trago corto y lo vuelve a dejar advirtiendo al amigo que ojito con el chisme. Levanta el dedo, cobra un poco de espacio, no más de un centímetro y pulsa el mando para lanzar de nuevo la bola a lo más alto del tablero donde el infierno de luces y sonidos se repite otra vez.