8am. Es de noche aún y me encuentro con mi colega de running. Nos saludamos. Pocas palabras, un por fin y poco más. En pocos segundos apretamos con ilusión los GPS y a rodar.
El aquiles se resiente como una antigua estructura metálica azotada por un huracán, a ratos calienta y mejora. Pero hoy no es día de análisis, hoy es día de estreno.
Cuando apenas llevaba dos kilómetros aparece en el carril bici un hombre pequeño, se pone a mi altura corriendo a mi escaso ritmo y me dice, tal cual, "hola, soy el genio del carril bici, me aparezco a los corredores y les concedo tres deseos".
Es increible.
Continúa y dice: "Puedes ser el hombre más rico del mundo". Me mira esperando una respuesta y no le contesto.
Sigue a mi lado y me pregunta: ¿acaso quieres gobernar el mundo?. Las más bellas mujeres estarán a tus pies.
Sigo con mi colega de running, paramos un par de veces porque me asfixiaba cual jogger de gym.
Me despisto embebido el el horizonte desafiante y me recuerdo de aquello que pensaba hace tiempo al ver las montañas a lo lejos ...."hasta lo blanco y vuelta a casa". Me sonrío de pensar en haber sufrido tanta desfachatez maratoniana.
El hombrecillo mágico arremete de nuevo con sus sugerencias. ¿Querrás correr sin esfuerzo?. ¿Ponerte una meta y asegurar que la consigues?.
Sigo corriendo. Los minutos pasan agitados y cansados. No recuerdo que mis piernas hubieran estado nunca tan débiles como ahora. Mi colega me apremia para que afloje y le contesto en un momento dado que ni de coña, que llevo un año esperando reencontrarme con esta sensación y por veinte metros meto la directa y soy el puto amo, el principio y el fin, meta y salida de maratón. Claro, luego lo pago caro y paro.
El hombre mágico retoma sus ofrecimientos. ¿Quieres dejar de ir al puto Mercadona para siempre?. ¿Una pista cubierta de atletismo en Madrid?.
El hombre ya cansado de ofrecerme cosas, me dice: todo el mundo quiere algo, seguro que hay algo que desees.
Y le contesto: no moleste, estoy corriendo, lo tengo todo.
Agachando la cabeza me arrastro hasta el coche y paro el GPS.
Hay casas nuevas por mi recorrido habitual, un colegio a medio hacer, una corredora a la que antes veía, un aquiles desconcertante, un futuro incierto, unas montañas al fondo, un suelo rojo, un amigo al lado, aire que se escapa de mis pulmones y que vuelve, salgo de casa y a la vuelta no necesito espejo para reconocerme.
Un pie tras otro, un aplauso, el mundo gira, se levanta el sol, trata de adelantarme pero no lo consigue, llego a casa, cierro la puerta y todo vuelve.
Maratón es el deporte de la victoria, la tienes en la mano permanentemente y a ratos la saboreas, no mucho, somos maratonianos y el placer viene en forma de kilómetros, agitados, no revueltos. Ya me entiendes.
Nota final para todos: gracias.
Nota final para todos: gracias.
Cojonudo. De todas formas le podías haber pedido la tarjeta al enano del carril. Ya estamos ahí
ResponderEliminarQue alegría. Por fin. Y ahora con cabeza y poco a poco que nos conocemos.
ResponderEliminarBien, bien. Ahora a volver a saborear esas madrugadas.
ResponderEliminarNo moleste, estoy leyendo a Ra. Ya saldré a correr después.
ResponderEliminarBienvenido!
Enhorabuena!!!
ResponderEliminarGenial!!!!
ResponderEliminarFE-LI-CI-DA-DES MA-RA-TO-NIA-NO!!!!!!
ResponderEliminarPor cierto por donde anda el genio de carril bici?.
Te iba a decir que que bienvenido de nuevo, pero no. Para mí nunca te fuiste amigo. Solo paraste a repostar gasolina. Y ahora de nuevo, en movimiento, feliz tú y felices nosotros.
ResponderEliminarUn abrazazo
¡Genial! Eres ejemplo.
ResponderEliminar¿De verdad que le dijiste que no a lo de no volver al Mercadona?
Has vuelto.... enhorabuena.
ResponderEliminarPero nunca te perdonaré que no le pidieras una batamanta... con la cantidad de utilidades que tiene, un día te las explico una a una...
imposible una contestación mejor,
ResponderEliminarme alegra tu vuelta compañero
:-)