Sopla el viento de cara mientras subo la cuesta. Es muy molesto, ahora no llueve pero el suelo está mojado. El aire aún no es frío pero viene con ese matiz incómodo de cuando el frescor no satisface ni alegra como en verano o primavera.
El cortavientos fino alivia un poco, pero ya no es salir con una camiseta y ya, toca otoño, mes de las hojas en el suelo y primeras medio maratones de la temporada. Y mientras llego a lo más alto de mi recorrido me pregunto qué hago allí, solo, de noche, empapado por la humedad moviendo las piernas casi sin fuerzas.
Una chica se cruza en mi camino, a otros ritmos pero somos la misma idea, no son ni las siete y ahí estamos, no corremos, buscamos otra cosa y esa cosa nunca llega o si llega no nos vale.
Puedo girar a la izquierda y terminar este sin sentido por la vía rápida. En cambio, sigo hasta el final, doy la vuelta y completo el recorrido previsto.
No tengo ni idea de lo que busco, ni de lo que necesito, del cómo ni del por qué, pero me siento llamado a estar ahí, rodando, tratando de avanzar un poco más rápido, un poco más lejos.
Las montañas se distinguen con dificultad, está aún muy oscuro. Las nubes deben de estar descargando por allí. No hay una luz y me siento muy pequeño en medio de todo este inmenso cielo.
Vuelvo a casa, y a la altura del portal pulso el botón de parada del GPS. El recorrido queda grabado con la idea de repasar en breve los pasos por kilómetro. Estiro los gemelos para liberar la tensión de los aquiles. Subo el pie sobre un pequeño muro y mientras aprovecho para desabrochar los cordones.
Saco las llaves y me meto en el portal. Una ducha, un café caliente y un nuevo día regalado para ser vivido con buenas intenciones. Ser corredor es bueno, en el sentido grande la palabra, ya me entendéis, me refiero a ese ser bueno como cuando lo decimos de esa persona que seguramente conocemos o incluso es amigo nuestro que es de esos buenos-buenos, de los que son buena gente de verdad, que nunca hace mal a nadie, que nunca está enfadado, siempre responde bien, disponible, que siempre es amable y cariñoso, correcto y educado. Bueno e íntegro. Correr es bueno e íntegro, si.
Maratón es el deporte de la victoria, aun cuando ni está ni se la espera.
Anoche así corria, empapado por la lluvia que si descargaba por las montañas, cruzándome con otros corredores que corrian en busca de su sueño; el mio ahora es Maratón.
ResponderEliminarGenial!!! correr mola...
ResponderEliminarY quizá corremos para dejar de buscar por que "ya hemos encontrado". Ese momento mágico en el que nos fundimos con la carrera y donde corredor y recorrido son solo uno.
ResponderEliminar¡Qué bien que sigas ahí!
Es genial que solo hables de correr, sin dolor, solo correr, y sí, yo también estoy convencido, es bueno e integro.
ResponderEliminarPd:. Mapoma 2015 me está haciendo proposiciones, veremos si me convence, o quizás ya lo ha hecho.
Pues no te falta razón, "ser corredor es bueno", me ha gustado la frase :-)
ResponderEliminarel maratón no está, pero si se le espera, sabes que sí.