Es importante no quejarse siempre, ni manifestar permanentes anhelos de una situación mejor, me satisface ser como soy y me satisface estar como estoy, y aunque pudiera estar mejor también cabe estar peor, o ser mejor y peor, me reconozco en el ahora como soy y estoy y me gusta correr con mis dolores, con mi gemelo que más tarde o más temprano se me va a romper, la periostitis que se avecina, el catarro que no se cura, el abductor que también está castigado y todo lo demás. Todo eso es parte de mí, y van unidas a las buenas sensaciones de los entrenamientos, el placer de competir, de la libertad que da correr por sitios nuevos o solitarios, cuando voy rápido, cuando mi cuerpo me pide más.
Mi dolor va conmigo, y no lo cambio por nada. Trataré de mejorar mi estado físico lo que pueda pero no renegaré nunca de estas pequeños achaques, no hay nada que me impida correr, estoy vivo y me gusta la vida que tengo.
Correr es un regalo de Dios.
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