Ayer rodé 5k en la pista, a una media de 5´ y el pie generaba las malas sensaciones de costumbre: molestias como antesala de dolor y cojera. El cuerpo me llevaba a correr a menos de cinco pero la respiración me delataba. A la media hora paré para que el rato quedase en eso, media hora de placer y con pocas secuelas.
La cuestión es que corrí con un amigo del club de los convencidos en esto del barefoot. Después de correr varias vueltas con alguien que calza unas fivefingers, me hizo preguntarme ¿se me pasará la tendinitis si corro descalzo?.
Vale, esa pregunta es similar a la que pueda hacerse un tipo que acaba de pedir cita a un curandero en un monte perdido de Jaén.
La respuesta en ambos casos puede ser la misma: estás jodido amigo.
El caso es que el día de año nuevo había un corredor corriendo descalzo en mi recorrido habitual, repito, en mí recorrido habitual y no era yo. Charlé un rato con él, gran tipo, hablaba las maravillas del correr natural o barefoot.
Hasta la fecha cada vez que he corrido descalzo o minimalista me he terminado fastidiando algo, si bien es cierto que nunca he corrido con prudencia. No está en mi naturaleza.
Ahora desde el dique seco me pregunto si el barefoot realmente es tan bueno como dicen unos o bien es tan malo como dicen otros.
Ni lo uno ni lo otro. El beneficio puede venir de correr con más cuidado: el hecho de ir descalzo o sin amortiguación condiciona al corredor para buscar una posición de carrera más amigable, lo cual es una manifiesta evitación de riesgo de lesiones. El perjuicio puede venir que estando ausentes de protección es más fácil que el riesgo se traduzca prontamente en un daño.
No te lesionas porque vas despacio y poniendo mucho cuidado en cada pisada, el cuerpo te lleva a amortiguar los impactos con tus propias articulaciones. Es un hecho cierto no discutible. Eso si, a nada que estires la zancada y le pongas ritmos altos puede que casques a la primera de cambio. Little eye (ojito).
Si el primer día que corriese una persona al estilo bareffot aplicase prudencia y huyera de los riesgos cada día, seguramente termine convirtiéndose en profeta del barefoot. En cambio, si arrebatado de endorfinas se dejara llevar por la pasión y las sensaciones primitivas de correr descalzo terminaría más jodido que un,... que un.... que un maratoniano sin correr (he dudado pero no se me ocurría nada más jodido que eso).
El cuerpo de cada corredor es diferente, lo que le vale a uno no tiene que valer necesariamente a otro. La cuestión es que hay que conocerse y no volverse locos con modas. En sentido opuesto, hace poco un amigo corrió un ultra en pista con unas zapas de suela gorda como un ladrillo y hablaba maravillas de ellas. Le vino bien, es un hecho indiscutible y probado. Pero esa circunstancia no es extrapolable a todo corredor y condición.
A estas alturas valoro la posibilidad de probar otras vías, es la llamada del "curandero barefoot".
Nota final: ayer en la pista dos corredores de triatlón entrenaban series mientras mi hijo y otros de su grupo de infantiles hacían sus ejericios en la pista, unas series de 100-200-300 en escalera. Tienen 11 años y os aseguro que son la repera de buenos. Los tri con sus marcas de lujo, pantorrilleras y ropa técnica de última generación megagüai miraban desconcertados como un puñado de crios les daban unas pasadas acojonantes a cada vuelta. Los enanos a ratos iban a tres y poco, vaya tela.
Cuento un poco más: el año pasado siendo benjamines de segundo año ganaron el campeonato de Madrid de cross por equipos, el individual, la altura, la longitud, la velocidad, el 4x60, las combinadas y las combinadas por equipos. Este año compiten con mayores, les vendrá bien una cura de humildad.
Todo lo hacen bien y es una pasada verlos. Me gustan los niños practicando el atletismo.
Mi hijo me cuenta que los niños (de varios clubes diferentes) que compiten en longitud se han hecho amigos.
Joder, cómo me gusta esto.
Si tienes una pista de atletismo a mano apunta a tu hijo.