A principios de semana mi padre pasó un fisio, Jorge, que fue vecino mío de casa de mis padres y le comentó mi problema. Jorge le aseguró que "eso lo curo yo en tres sesiones, tengo un aparato que ...".
Jorge no es de los que dicen las cosas por decir. Y desde entonces y a cada momento del día solo pienso que en breve volveré a correr.
Cuando estás lesionado todo canto de sirena suena a gloria y te bebes diez litros de agua de pozo de curandero si hace falta, por la sencilla razón de que la incertidumbre duele más que el propio dolor. En esos días la espera ocupa el lugar de la duda y deja de doler, quedando la tendinitis solo en eso, una tendinitis, pero sin la incertidumbre, que es la muerte en vida del runner. No es que me explique mal, es que es así, lo reconozco.
Luego quedaría el tema de la condromalacia de la rodilla, pero eso es ya otro asunto a manos del fantasma de las lesiones futuras.
Esta entrada carece de todo sentido. Tan solo espero que un día en el futuro quede tan en el pasado como otras de otros años donde eran habituales las historias de series, tiradas largas o carreras. Será mi pasado, mi historia personal de corredor.
Mapoma se acerca y allá por el kilómetro 30 los corredores esforzados y humildes tumbarán a su enemigo.
Ra, amigo, la "madera" de los runners solo quienes tenemos ese gen envenenado en el cuerpo sabemos entender de que va el rollo.
ResponderEliminarEsto lo superarás y será agua pasada dentro de un tiempo cuando eches un vistazo a las entradas de tu blog.
Y el día 28 en el Km. 30, tumbarás todo lo que se te ponga por delante una vez más, seguro.
No conozco ningun caso cómo el tuyo. Leo a corredores profesionales, con cosas muy jodidas de las que salen poco a poco, pero en menos tiempo de lo que llevas tu. Tanto daño te has podido hacer? No será tema de cabeza más que de piernas? Tan sólo elucubro. Espero que te recuperes pronto.
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