jueves, 1 de marzo de 2018

MAPOMA 2018: si pudiera, haría el maratón en sentido contrario.

Me encuentro de nuevo apuntado al maratón de Madrid de 2018. 

¿Qué he mejorado desde el año pasado?: que sigo siendo yo mismo.
¿Qué he empeorado desde el año pasado?: que sigo siendo el mismo.

Tal cual lo siento lo digo.

Pasado de quilos, contento por no haber tenido lesiones en este último año, hasta el punto que he dejado de usar las plantillas, rodando regularmente cuatro días semanales y haciendo alguna tirada larga de vez en cuando. Nada de entrenamiento específico.

Ya no miro hacia atrás, he comprendido que hay en el fondo eso de echar la mirada atrás entraña un poco de cobardía, en eso de compararse con uno mismo más joven o más sano, se tiene la excusa de la juventud o de la lesión. Ahora me comparo con el futuro, con el qué quiero hacer, qué puedo lograr, y qué tengo que hacer para conseguirlo. Así se está uno mismo frente a uno mismo, con plena capacidad de decisión. 

Lo que siembro será lo que recoja, la primera lección maratoniana.

El reto está ahora en ser un corredor más auténtico, más sencillo, más humilde, más maratoniano; ahora que está plagado de go-proes, de palitos selfis y mil tecnologías, es difícil que nunca ponerse tras la línea de salida con tanto lastre del siglo veintiuno. Me siento demasiado lejos de todo y de todos.

Si pudiera, haría el maratón en sentido contrario. Así de distinto me veo.