Después de dos días de cochinero había que tomar una decisión, o me pongo las pilas o bien terminaría como Dora la Exploradora, que es algo así como Pocoyó pero más suave, si cabe.
Cuatro para arriba a cuatro pelado, un respirín de nada y para abajo a lo mismo, sacando unos ritmos mantenidos muy interesantes.
Hay que recordarse a uno mismo que se sale a correr y que correr no es trotar y que corriendo se alegra cielito lindo los coraaaaaaazones.
Ayer andaba loco buscando el libro de Fabian Roncero y acabo de encontrarlo, es un regalo para mi cuñada que anda baja de moral porque acaba de salir de una lesión que le ha jodido su camino al sub 3.00 que tenía previsto hacer en Londres. A ver si se inspira.
Caña caña, que con tanto cochino y más en estas fechas uno coge kilitos.
ResponderEliminarFelices Fiestas.
Tengo yo una gorra con orejeras que me pongo para correr cuando hace frío, muy parecida a la de Pocoyó, u¡ideal para los cochineros
ResponderEliminarPues eso.. Con el corazón contento y medio hecho polvo.. Uno es feliz..!!
ResponderEliminarDesde luego no te das un respiro y haces bien, que hay que acostumbrar al cuerpo. Hay que ser felices.
ResponderEliminarUn saludo.
Bonito detalle hacia tú cuñada.
ResponderEliminarHay diferencias entre salir a correr y salir a entrenar y tú las sabes.
Esta bien sacar de cuando en cuando el cochino que llevamos dentro pero sin pasarse.
ResponderEliminarMe alegra que encontrases el libro.
Feliz Navidad.
Llego desde blogs de amigos comunes, así que con tu permiso me quedo por aquí, que por lo que veo hay muy buen rollo.
ResponderEliminarvaya ritmos... cuidado con los cochinillos estas fiestas
ResponderEliminarEstos días tan entrañables, el cochino en la mesa, y el lobo en el asfalto!
ResponderEliminarYa ves, campeón, de nuevo a las andadas; un abrazo y a seguir así de bien.
ResponderEliminarMe ha gustado la narrativa empleada para explicar el enteno. Pues sí, hay días para trotar suave y días para quitar un poco la carbonilla. Bien hecho. Felices fiestas.
ResponderEliminar