domingo, 20 de octubre de 2013

Operación de Tendinosis en corredor de Maratón, tapando el miedo con valor, sacando esperanza desde el fondo de una zapatilla.

Depilado de pata maratoniana. 

Ponga una vía a este maratoniano, señorita¡. Tómele la tensión y el pulso, que está a 65. La enfermera dice que esa cifra significa que estoy tranquilo. Es cierto, lo estoy, pero es esa tranquilidad de sudor frio de poco antes de salir a correr un maratón donde el cuerpo se detiene para prepararse. Me colocan una pulsera identificativa, no son tiempos de paso, es solo mi nombre y número de historia. Historias tengo muchas, si yo te contara. Salgo de la habitación subido a una cama vertiginosa y ya en quirófano con brazos en cruz. Hecho un Cristo. Uno para la vía y sus mezclas anestésicas y otro para extraer los factores de crecimiento. Y en bolas. Esta vez nada de pudor, bata transparente quitada y culo al aire y un póngase de lado que va la epidural. Qué gran momento, me dicen que están acostumbrados y les contesto con firmeza Letrada que yo no tengo esa costumbre y pienso para mí que el desnudo del maratoniano pesa al pudor del maratoniano, o sea a mí, que me jode la humillación y que podía haber llevado el pantalón Nike negro que me acompaña a las aventuras de 42k, o al menos la toga, que da cierto empaque y distinción erúdita. Si al menos el pijama tuviera un dorsal....
Nadie se presenta, ni dice su función, profesión, ellos están ahí desde el principio de los tiempos y el recién aterrizado soy yo. Vale, admito su descortesía y disfunción oral. Dos tratan de activar un botón de un aparato y como no aciertan con sus guantes esterilizados lo acciono yo, se descojonan, pero yo soy así, práctico, eficaz y rápido. Más que nadie. Dame diez minutos más y me opero yo mismo.

Vamos a ponerle boca abajo, dicen. Y los mecánicos abren la chapa, limpian el tendón con un rastrilo quirúrgico. No los dos centímetros de rigor sino algo más, para comprobar que todo estaba tan mal como la ecografía y la resonancia advertían. Dejan el calibre reducido casi a la mitad, eso es suficiente y de postre se han encontrado con un líquido que procedía de un quiste. A tomar por el culo el quiste, que según refiere el traumatólogo era lo que me venía causando dolor. Pues adiós fuente del dolor. Cuando se está boca abajo y medio drogado se piensa poco, se escucha poco y te dejas hacer, cordero entregado.
Llego a la sala de Reanimación. No siento las piernas, me echo mano de la picha y no la siento, mal rollo. Pienso en los que habitualmente no sienten las piernas. Bravo, aún no pienso solo en mis cosas, no debo de estar tan acojonado como se me supone. Llego a la habitación y tengo el impulso de apretar el botón del GPS, echo, consumado, liquidado, finiquitado, terminado, libre, vacuo y expédito.
Las enfermeras me dan antiinflamatorios, remedios hospitalarios y dejan un escanciador de plástico blanco en el que jamás arrojaría un vino tinto. Mi compañero de habitación se va, ya no suena Richard Clairderman en su portátil. La noche trae un trajín de enfermeras, cambios de botellas de paracetamol y otras variantes.
Amanece el sábado y me traen un relaxing cup of coffee.   
 El sol de la mañana es triste. Pienso en un futuro lejano en el que yo estaré corriendo y me río de mi mismo, de mi poca amplitud. Me veo el Suunto tan cerca de esparadrapos y agujas y me vuelvo a reir de la naturaleza humana tan pobre que tengo. Poquilla cosa soy, pijama azul, pinchado, grapado y vendado. 
 Me he traido dos muletas. Me servirán.
Antes de irme hay que hacer una cura, me quita la venda y aprovecho para hacer fotos, con espíritu de japonés. El traumatólogo explica de nuevo lo que me ha hecho y confía en que pueda hacer vida de corredor semiprofesional, me dice eso y joder, puede que se me haya ido la mano exagerando. Aunque advierte que si el tendón está reducido a la mitad habrá riesgo de rotura, que aunque siempre lo hay, medie operación de tendinosis o no, quiere advertirlo expresamente. Ah¡, que de postre me manda un mes de pinchazo de eparina para evitar coágulos, que yo mismo habré de inyectarme. Si quieres cafe, esta vez tienes cien tazas.
Quita el esparadrapo y empiezo a gritar internamente como una chica en las películas de miedo, si, con esa misma voz, pues pienso que la sangre se queda pegada a la venda y que me iba a doler. Pero soreprendentemente no hay sangre ni dolor. Hay un camino de hormigas, hay 17 grapas en tu honor, dice Gabinete Caligari. Coño, soy Ironman.
Mi mujer me saca en silla de ruedas del hospital, zigzageando en los pasillos del hospital, se abre la última puerta y veo la calle, entro al coche y llego a casa. Mis hijos me dan una "bienbenida" (el cartel de bienvenida lo escribió mi hijo de 8 años). Me tomo un cafe con leche con cafeina, luego una cerveza en la comida y varios amigos maratonianos llaman para tocar el espíritu de conquista. Los Fulanito correr y los Menganitos Club de mi agenda no fallan.
Cuando piensas que ya no puedes tocar más fondo descubres que bajo el suelo hay incluso más subsuelo. Cuando esto lo experimentas varias veces ya te da igual caer más profundo y te asombras de lo que un hombre puede llegar a caer. Solo necesitas saber que tienes a tu lado la firme voluntad de salir adelante, de escalar uno a uno los subsuelos, los fondos oscuros, dar luz, llegar  nivel de asfalto, kilómetros y distancia. 

Mucha distancia, estoy corriendo, es un día soleado de Marzo, me veo, voy rodando a menos de cinco, respiro bien, cuido la caida del pie, esquivo una rama que entra en mi camino y continúo, por delante me quedan dos horas de carrera aún, voy bien, disfruto, estoy corriendo, no estoy solo, a mi lado veo los pies de otros corredores que se suceden, el tono leve y grave del ritmo de carrera se repite, esas caras me dicen mucho, es Maratón, soy maratoniano y estoy corriendo.

Maratón es el deporte de la victoria. 

12 comentarios:

  1. La capacidad de sufrimiento del ser humano es casi ilimitada, se nos olvida casi siempre. Mucho ánimo, estás empezando, todavía nos has pasado por el arco.
    Aunque no pudieras volver a correr (que podrás), sólo por el ejemplo de tenacidad que estás dando a tus hijos, habrá valido la pena, esas lección les va a servir para siempre. Un abrazo

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  2. Espero que la recuperación vaya bien y pronto estés dándole otra vez a la zapatilla. Un abrazo,

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  3. Desde los ojos de un maratoniano todo es distinto y comparable con los 42. En la maratón está todo, mucho ánimo

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  4. Fenómeno RA. Que no te suene mal esto pero me encanta tu entereza y el como afrontas esto. Se nota el maratoniano que hay en tí, lucha lucha y má slucha aún llegado "el muro". Ánimo amigo, cada vez, recorres más y queda menos.

    Un abrazazo

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  5. Por volver a correr esto y más. Has sido muy valiente entrando hasta el fondo ahora deseo de corazón que la recuperación vaya bien. Un abarzo,

    PD: No has hecho ninguna mención a tu compañero de habitación, el que escuchaba viejos discos de Richard Clayderman

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  6. Si has sobrevivido al portátil del compañero de habitación, claramente te sobrepondrás a esto. Además, ya sabes que la maratón te espera. A ver si hay suerte y bajas de 4 horas ;)
    Un abrazo y ánimo

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  7. El ser Maratoniano imprime un carácter especial, efectivamente cuando lo eres no importa cuan bajo caigas, sino cuan rápido reacciones y comiences la subida.

    Esa mañana soleada de marzo va ha llegar.

    Un fuerte abrazo

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  8. La foto con las grapas me ha llegado al corazón!! ufff ainsss RA! de verdad deseo que después de aquí todo sea a mejor y que en el 2014 cruces la meta de algún maratón!!
    fuerte abrazo!
    bss
    Tania

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  9. Esto es el principio ahora para arriba, y poco a poco a recuperarse. Que la recuperación vaya bien y sea rápida.

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  10. Parece de película, Ra... a recuperas amigo, un abrazo.

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  11. Bueno, ya está solucionado el problema que te impedía correr. A partir de ahora a mejorar y en nada, te verás en la salida de una maratón rodeado de buenos amigos...

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  12. Ricardo, te deseo una rápida y total, recuperación.

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