viernes, 13 de junio de 2014

Así en el maratón como en la vida, todo es un juego de Tetris.

Tetris. El jugador no puede impedir la caída pero puede decidir la rotación de la pieza (0°, 90°, 180°, 270°) y en qué lugar debe caer. Cuando una línea horizontal se completa, esa línea desaparece y todas las piezas que están por encima descienden una posición, liberando espacio de juego y por tanto facilitando la tarea de situar nuevas piezas. La caída de las piezas se acelera progresivamente. El juego acaba cuando las piezas se amontonan hasta llegar a zona donde se generan (3x5 bloques en el área visible), interfiriendo la creación más piezas19 y finalizando el juego.


En el juego de Tetris no se trata de evitar que caigan piezas y no es necesario completar todos los espacios en la primera línea. El jugador puede elegir cómo cae la pieza y en qué lugar situarla. Así puedes ir amontonando piezas, sabiendo que lo que liberas ha de ser más de lo que cae, es una tendencia y dentro de ese camino uno puede ir más ligero en unas ocasiones que en otras. Solo pierdes cuando el caos te supera.

En Maratón hay espacio para 42 líneas. Cuando sales tienes todo por delante, empiezas con una primera línea vacía que enseguida la llenamos de los nervios y de los típicos dolores o cuasi lesiones que arrastras, pero poco a poco las piernas fluyen y la línea se ordena y ante nosotros se nos plantea un enorme espacio vacío de 41 líneas. Luego cometes errores, te pasas de ritmo o tomas el gel en el kilómetro equivocado, no pasa nada, pues hay lineas para compensar el error, la cosa está en no acumular demasiados errores.

Cuando se es niño todo está por delante y viendo las cosas caer de muy lejos y con las ayudas de nuestros padres todo va perfecto. Incluso, ya de mayor, los hay afortunados que todo les va de cara y tienen ante sí un universo limpio y ordenable. En mis 42 lineas he tenido pocos planos vacíos, siempre he acumulado más lineas de las que mis espaldas eran capaces de soportar. Unas veces caían de un lado, otras de otro, a veces ocupaban toda la ventana. La cosa es que al paso de las lineas y de los años, 42 en ambos casos, he aprendido que en la vida como en carrera he de sobrellevar un par de lineas de más de piezas mal colocadas, y que pese a ello, la experiencia me ha hecho ver que con paciencia surge la oportunidad de ir colocando lineas. Nunca ligero y nunca excedido. 


Ya no me angustio por sobrellevar grandes problemas. Ya no me preocupo de los males del k30, ni siquiera en los del 42. 
Se esperar al momento mágico en el que seis o siete piezas cubren los huecos de otras y las hacen desaparecer del tablero, por mucho que tarden en lograrse y por muy enmarañado que parezca el tablero; y que la bajada aguarda al final de la subida, donde soltar piernas para recobrar un resuello perdido tontamente. Además, aprendí la lección de no cometer muchos errores a final, pues en ese momento las piezas caen deprisa y tendría poca capacidad de reacción 

El maratoniano, y también el hombre no anhelarán caminar ligero, sino aprender a convivir con las cargas, los errores y las debilidades, y a ser pacientes, pues surgirán oportunidades de ir cerrando líneas aunque lleves un tablero diabólicamente enmarañado, siempre se puede abrir algún claro a lo largo del camino.


Maratón, Maratón, Maratón. Es el deporte de la Victoria, que se es más maratoniano cuando se va que cuando se llega, o según el caso, al revés.

Fotografía: Iglesia de Santo Domingo, en Soria. La vida sucede en una serie apretada de casillas, pero de modo ordenado y sucesivo. Primero una cosa y luego otra. Pulsa en la imagen para verla agrandada.


7 comentarios:

  1. Que buen símil te has currado y cuanta razón tienes, recuerdo que el jueguecito tenía la opción de aumentar la velocidad (ponerte a 4 el mil en pleno maratón) y enseguida te dabas cuenta que ese ritmo no era el tuyo y aparecía el inevitable game over, además de no disfrutar de la partida generaba frustración y algo de angustia... y es que cada uno tenemos nuestro ritmo de juego marcado, aunque esa sensación de correr/ver bajar las piecitas a toda pastilla no tiene precio, aunque fueran solo unos minutos.
    :-)

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  2. Si fueras Jesulín dirías aquello de "La Maratón es....como un toro"

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  3. Joder Ra, que puto tino tiene escribiendo y comparando (y no puedo decirlo sin tacos, no es el día).

    Ultimamente, en mi día a día, me veo desbordada por las lineas desordenadas que se van acumulando a mis espaldas y, que carajo! es verdad! siempre acaba llegando el momento de liberar espacios. Asi también acabo sintiendo la preparación de un maratón, una suma de semanas (lineas) mal colocadas que ahí quedan. Pero el día de la carrera afortunadamente me acabo librando de bastantes.

    Lo dicho, puto tino! Que lo ordene usted bien

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  4. Grande, yo ya sabes que soy de comparar y de disfrutar de las comparaciones sobre todo sie tienen que ver con maratón. Me aplico el cuento

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  5. Una grandísima comparación, cuantas veces nos hemos ganado el game over, por precipitar los acontecimientos.

    La vida y la Maratón lo que te enseña es que lo importante es mantener la calma para intentar tomar las mejores decisiones.

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  6. Si se pudiera poner pause alguna vez en una Maratón o en la vida..

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  7. Hace tiempo que te leo,pero nunca me había animado a comentar hasta hoy. El motivo, que me ha parecido genial tu entrada. Nunca he corrido un maratón, mi distancia, por ahora, son los 10K, pero me ha gustado muchísimo la comparación. Muy acertada. Enhorabuena por el blog!!

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