MARATÓN DE MADRID

En pocos minutos me acercaré a la feria del corredor con el nerviosismo típico de estos casos y la incertidumbre de saber si este año la organización nos regalará un compresor o algún otro aparato superrunner y superútil.

El compresor ha sido mi compañero perfecto para entrenar series. Lo pones a 1.000 metros y había que correr desde aquí hasta el compresor y así varias veces. Nunca fallé con la distancia, ¡cuan útil es el compresor¡ decíamos todos a una en la feria del año pasado, como en Fuenteovejuna.

Es momento también de recordar a los corredores que a fecha de hoy no pueden correr, y desearles una pronta y definitiva recuperación. A los que aún no se han lanzado con la distancia expresarles que este año puede ser su último año de No-Maratonianos. A los que debutan en este Maratón desearles que lo acaben y mejor pronto que tarde. A los que se lesionen durante la carrera -como fue mi caso en la pasada edición- que sepan que el tiempo les concederá la posibilidad de volver a intentarlo y que Maratones hay muchos, que no se lo tomen con rabia y que se rían de la fatalidad, a ser posible en su cara, de modo claro y ostentoso, que lo vean todos, pues el valor de abandonar es superior al de acabar en malas condiciones, y manteniendo la mirada altiva prometer a la diosa fatalidad que volverás más fuerte, más rápido y apretando los dientes, decirla que también volverás más cabrón,  y que jamás volverá a tocarte. Y llévate un euro para volver hasta tu casa, ducharte, y ya más tranquilo volver a por la mochila.